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CURRICULO NACIONAL BOLIVARIANO

 

1- Educación Inicial Bolivariana

 

       Es el subsistema del SEB que brinda atención educativa al niño y la niña entre cero (0) y seis (6) años de edad, o hasta su ingreso al subsistema siguiente, concibiéndolo como sujeto de derecho y ser social integrante de una familia y de una comunidad, que posee características personales, sociales, culturales y lingüísticas propias y que aprende en un proceso constructivo e integrado en lo afectivo, lo lúdico y la inteligencia, a fin de garantizar su desarrollo integral. Su finalidad es iniciar la formación integral de los niños y las niñas, en cuanto a hábitos, habilidades, destrezas, actitudes y valores basados en la identidad local, regional y nacional, mediante el desarrollo de sus potencialidades y el pleno ejercicio de sus derechos como persona en formación, atendiendo a la diversidad e interculturalidad.

 

       El subsistema de Educación Inicial Bolivariana tiene las siguientes características generales: Propicia una educación en derechos humanos y valores en los niños y las niñas entre cero (0) y seis (6) años, o hasta su ingreso al subsistema siguiente. Comprende dos niveles: el Nivel Maternal, referido a la atención integral de niñas y niños desde cero (0) hasta cumplir los tres (3) años de edad; y el Nivel Preescolar, donde se brinda la atención integral a los niños y las niñas hasta los seis (6) años, o hasta su ingreso al subsistema siguiente. Se ofrece a través de los Centros de Educación Inicial Bolivarianos, los cuales brindan atención integral a los niños y las niñas de los niveles Maternal y Preescolar en las áreas: pedagógica, salud, alimentación, recreación, desarrollo físico y cultural. Éstos se concretan a partir del modelo Simoncito, proyecto bandera del Estado venezolano que busca garantizar la inclusión de los niños y las niñas desde cero (0) hasta seis (6) años en el Sistema Educativo Bolivariano.

 

2- Currículo del Subsistema de Educación Inicial Bolivariana

2.1- Estructura

2.1.1- Orientaciones teóricas

 

     A partir de la consideración de que la Educación Inicial se sustenta en los procesos de desarrollo y aprendizaje infantil, en concordancia con los fundamentos pedagógicos, se puede establecer que el subsistema de Educación Inicial Bolivariana persigue como propósito la formación integral de los niños y las niñas, en cuanto a hábitos, habilidades, destrezas, actitudes y valores basados en la identidad local, regional y nacional, mediante el desarrollo de sus potencialidades y el pleno ejercicio de sus derechos como persona en formación, atendiendo a la diversidad e interculturalidad. Para alcanzar dicho cometido, se apela a un conjunto de elementos de orden teórico, organizacional y funcional, en los cuales se sustenta la construcción curricular de este subsistema del Sistema Educativo Bolivariano (SEB); elementos que se explican en el presente documento y que, además de darle coherencia, profundizan en la comprensión de la diversidad y complejidad del desarrollo humano. En tal sentido, esta construcción curricular, fundamentada en una visión humanista social, parte de una concepción del desarrollo como un proceso que se produce a lo largo de toda la vida y que se origina por la combinación de estructuras biológicas (lo genético) y las condiciones sociales y culturales (ambiente); de manera que, pueda afirmarse que el desarrollo social de la persona (relación herencia - ambiente) determina la condición humana.

 

       En consecuencia, las particularidades del individuo en un ambiente que le provea de actividades, experiencias de vida humana y de aprendizajes, dan lugar al desarrollo. Este planteamiento, conlleva una caracterización del proceso de aprendizaje según la cual, éste se desarrolla en espacios y tiempos favorables para cada sujeto, adecuados a las diferentes potencialidades, intereses, aspiraciones, edades, ritmo, temperamento y género de cada niño y niña; proceso que debe partir de los conocimientos previos que poseen éstos y éstas. Por otra parte, desde la perspectiva asumida en la propuesta curricular del subsistema de Educación Inicial Bolivariana, el proceso de aprendizaje debe tener continuidad, a fin de favorecer un adecuado desarrollo de los niños y las niñas; tarea para la cual se requiere del empleo de diversos recursos lúdicos didácticos, métodos y estrategias que permitan propiciar dicho desarrollo en espacios de interacción entre niños, niñas, familias, maestros y maestras, en el marco de la interculturalidad como principio de convivencia.

 

      Ello, supone la necesidad de promover experiencias de aprendizaje que permitan formar al nuevo ciudadano y la nueva ciudadana desde las primeras edades, con principios, actitudes, virtudes y valores de libertad, cooperación, solidaridad y convivencia; a un ser humano relacionado con su contexto histórico-cultural, atendiendo al carácter multiétnico, pluricultural, plurilingüe e intercultural de la sociedad venezolana, tal y como lo establece el Currículo Nacional Bolivariano, marco filosófico, sociológico, epistemológico y pedagógico que orienta a la Educación Bolivariana, entendida como un proceso político y socializador que se genera de las relaciones entre escuela, familia y comunidad; sustentado en la interculturalidad, la práctica del trabajo liberador y el contexto histórico-social. Para el logro de sus propósitos, la Educación Inicial Bolivariana, recurre a la articulación de los aprendizajes y los elementos afectividad, inteligencia y lúdico, los cuales guardan plena correspondencia con los pilares fundamentales de la Educación Bolivariana: Aprender a Crear, Aprender a Convivir y Participar, Aprender a Reflexionar y Aprender a Valorar.

 

       La afectividad tiene como fin potenciar el desarrollo social, emocional, moral, cognitivo y del lenguaje del niño y la niña de 0 a 6 años; razón por la cual resulta esencial que esté presente en todas las actividades y momentos que se planifiquen en la práctica educativa, incluyendo las orientaciones que se brinden a la familia, maestros y maestras, para que los niños y las niñas avancen en sus aprendizajes y desarrollo integral. Además, la afectividad, articulada con las experiencias de aprendizaje de carácter lúdico, promueve en los niños y las niñas el aprendizaje, en la medida en que favorecen la posibilidad de aprender con los demás, acordar y cumplir normas sociales. El juego, brinda a éstos y éstas la posibilidad de aprender con los otros niños y las otras niñas, de utilizar las propias estrategias de resolución de problemas desde puntos de vista diferentes, encontrando soluciones comunes, convirtiendo a los conocimientos en un desafío que contribuya a fomentar la confianza y la alegría, porque abre nuevas interrogantes que favorecen el desarrollo de nuevas capacidades. Por su parte, el elemento inteligencia se orienta a desarrollar las potencialidades físicas, psicológicas e intelectuales que trae el niño y la niña al nacer y que los y las vinculan con el mundo físico, cultural y social. Por ello, es importante que la educación del niño y la niña en los primeros años de vida ofrezca oportunidades que favorezcan el fortalecimiento de los sentidos, las emociones, el lenguaje, la afectividad, las relaciones, en cantidad y calidad, que les permitan desarrollar al máximo sus potencialidades. De manera que, mientras más sistemáticos sean éstos y mientras más temprano se inicien, mejores resultados se obtendrán. Este planteamiento, supone que todos y todas nacemos con determinadas potencialidades, las cuales se desarrollan en mayor o menor grado dependiendo, sobre todo, de lo que el ambiente y los adultos y las adultas ofrezcan. De ahí, la importancia de una estrecha interrelación entre familia, maestros, maestras, adultos y adultas en la EducaciónInicial Bolivariana.

 

2.1.2- Orientaciones organizativas

2.1.2.1- Objetivos

 

        El currículo del subsistema de Educación Inicial Bolivariana tiene como objetivos fundamentales:Formar niños y niñas sanos(as), participativos(as), creativos(as), espontáneos(as), capaces de pensar por sí mismos y sí mismas, participar en actividades culturales, recreativas y artísticas; tomar decisiones, resolver problemas y desenvolverse armoniosamente en la sociedad. Todo ello, con valores de libertad, justicia, honestidad, convivencia, identidad personal, cultural, local, regional y venezolana; así como de respeto a la diversidad e interculturalidad en el entorno comunitario, familiar y escolar. Promover el desarrollo pleno de las potencialidades del niño y la niña, para que puedan integrarse con éxito en la progresividad escolar. Propiciar experiencias de aprendizaje que fortalezcan las potencialidades en los niños y las niñas, a fin de crear las bases que le permitan construir conocimientos, comunicarse, participar libre y creativamente, cooperar, convivir en armonía y respetar a los demás. Favorecer el desarrollo de la identidad de los niños y las niñas, con respeto a su dignidad como personas y a sus diferencias individuales, sociales, económicas, culturales y lingüísticas. Desarrollar las diferentes formas de comunicación en el niño y la niña, determinando los factores y las condiciones que intervienen en el proceso desde su contexto sociocultural y sociolingüístico. Promover la formación de hábitos de higiene personal, alimenticios, de descanso y recreación; así como acuerdos de convivencia que permitan el desarrollo de una salud integral. Favorecer el desarrollo de la inteligencia y el pensamiento, a través del juego y la afectividad. Desarrollar en el niño y la niña una conciencia ambientalista y conservacionista. Propiciar un ambiente que permita a los niños y las niñas el reconocimiento y uso de las tecnologías de acuerdo con su contexto. Desarrollar la adquisición progresiva de los procesos matemáticos, de acuerdo a la relación del niño y la niña con su ambiente y cultura. Propiciar oportunidades y condiciones para la integración a la Educación Inicial de niños y niñas en situación de riesgo y/o con necesidades educativas especiales. Fortalecer a las familias en su formación para mediar en el desarrollo y el aprendizaje, dentro de un proceso de corresponsabilidad dirigido a mejorar su calidad de vida.

 

2.1.2.1.1- Objetivos del Nivel Maternal

 

        Promover la comunicación y expresión de vivencias, ideas, sentimientos, sensaciones, emociones y deseos a través del lenguaje gestual y oral; así como juegos de roles y/o actividades de representación e imitación de situaciones relacionadas con su entorno familiar, comunitario y escolar. Propiciar la formación de hábitos de alimentación y de higiene personal y colectiva. Fomentar la educación sensorial, el desarrollo de la percepción, la memoria, la atención y la inteligencia a través de diversas actividades lúdicas adecuadas a la edad. Promover las relaciones con sus pares, adultos y adultas, para que desarrollen progresivamente actitudes de cooperación y construcción de producciones sencillas. Promover en el niño y la niña la manipulación, exploración y descubrimiento de los elementos de su ambiente. Propiciar en el niño y la niña el establecimiento de relaciones con objetos y personas de su ambiente que les permitan identificar y describir sus atributos.

 

2.1.2.1.2- Objetivos del Nivel Preescolar

 

        Fortalecer las potencialidades, habilidades y destrezas de los niños y las niñas, a fin de que éstos y éstas puedan integrarse con éxito a la Educación Primaria Bolivariana. Fomentar las diferentes formas de comunicación (lingüística, gestual y escrita). Propiciar el respeto por los demás; así como la satisfacción y alegría por los resultados de sus producciones y las del colectivo. Promover la formación de hábitos de alimentación, higiene personal, descanso, recreación, prevención, protección de la salud y seguridad personal. Fomentar una actitud de respeto y aceptación a personas en situación de riesgo y/o necesidades educativas especiales, atendiendo a la diversidad e interculturalidad. Potenciar el desarrollo de la percepción, la memoria, la atención y la inteligencia a través de la afectividad y las diversas actividades lúdicas adecuadas a la edad. Fomentar una actitud ambientalista y conservacionista. Promover la manipulación, descubrimiento y conocimiento de algunos recursos tecnológicos de su entorno. Favorecer la adquisición progresiva de los procesos matemáticos, el conocimiento físico, las relaciones espaciales–temporales, la serie y cantidad numérica, de acuerdo con la relación con su ambiente.

 

2.1.2.3- Perfil del niño y la niña que egresa del subsistema de Educación Inicial Bolivariana

 

        La Educación Inicial Bolivariana se propone contribuir a la formación integral del niño y la niña, enmarcada dentro de una labor conjunta, interactiva, cooperativa y coordinada los distintos actores del proceso educativo, atendiendo a sus características de desarrollo y el contexto socio-cultural en el cual se desenvuelven. En este sentido, se concibe que el conocimiento infantil se reconstruye en un proceso que implica componentes cognitivos, afectivos, emocionales y del lenguaje, y que en consecuencia la planificación y la evaluación educativa poseen características de integralidad y continuidad, al igual que los procesos de aprendizaje y las estrategias didácticas, que deben guardar relación entre sí para que el niño y la niña que egresa del subsistema de Educación Inicial Bolivariana:

  • Reconstruya conocimientos, a través de la interpretación de códigos lingüísticos, matemáticos, científicos y sociales.

  • Se exprese creativamente, a través de actividades artísticas: la pintura, el dibujo, el modelado, la música, la expresión corporal y las representaciones de personajes y situaciones.

  • Utilice los objetos, juguetes, instrumentos y materiales disponibles como un medio para su aprendizaje.

  • Realice juegos y actividades de aprendizaje con diversos materiales con la ayuda del adulto y la adulta, otros niños y niñas y por iniciativa propia.

  • Actúe como un ser original y creativo, capaz de demostrar curiosidad y espontaneidad en sus acciones.

  • Establezca relaciones sociales a través del juego, las conversaciones y otras situaciones de la vida diaria.

  • Demuestre iniciativa en la toma de decisiones acordes a su edad y en relación con su entorno.

  • Se reconozca como un yo dinámico que valora y disfruta de las actividades físicas, lingüísticas, musicales, sociales y estéticas. Comience a conocer sus emociones y manejarlas, reconocer las de otras personas.

  • Participe con otras personas en actividades y creaciones colectivas en diferentes entornos: la escuela, la familia y la comunidad.

  • Se identifique como persona, iniciándose en la toma de conciencia como ser social, en una familia y una comunidad; atendiendo a sus normas, hábitos, valores y costumbres.

  • Demuestre interés por las otras personas y practique la solidaridad y la cooperación mutua.

  • Establezca relaciones afectuosas, de confianza, respeto y pertenencia en su familia y su comunidad.

  • Participe del trabajo en grupo, manteniendo relaciones interpersonales abiertas y positivas.

  • Desarrolle una conciencia ambientalista de amor por la naturaleza, las personas y su entorno particular.

  • Manifieste sentimientos positivos hacia sus congéneres, de respeto y solidaridad.

  • Valore las diferencias y similitudes de género.

  • Aprenda a reconocerse a sí mismo y sí misma como parte diferente y, a su vez, integrante de su entorno inmediato.

  • Sea capaz de comunicarse, expresar curiosidad intelectual, sentido crítico y autonomía.

  • Comprenda acciones y situaciones en textos y diversos géneros literarios.

  • Capte el ambiente, estableciendo relaciones de causa-efecto, de espacio y tiempo, de cuantificación y elementos tecnológicos relacionados a su edad y nivel de desarrollo.

  • Aplique procesos de pensamiento, experiencias y conocimientos en las diversas situaciones y problemas de su vida diaria.

  • Practique hábitos relacionados con el trabajo: planifique lo que va hacer, desarrolle la actividad planificada y comente sobre lo que hizo.

 

2.1.2.4- Ambiente de aprendizaje

 

         Desde la perspectiva de integralidad que se asume en el Currículo del SEB, es muy importante analizar cómo se organiza el ambiente de aprendizaje en el que van a crecer y desarrollarse los niños y las niñas, en tanto este representa la concreción de la labor educativa (Zabalza: 2001). El término ambiente se refiere al conjunto del espacio físico y las relaciones que se establecen en él: los afectos, las relaciones interindividuales entre los niños, niñas, adultos y adultas; y, entre niños, niñas y sociedad en su conjunto; de allí que, la organización del espacio físico, los materiales y el tiempo sean instrumentos básicos que poseen el maestro y la maestra para concretar las acciones pedagógicas en los Centros de Educación Inicial Bolivarianos.

        El ambiente de aprendizaje está constituido por cuatro dimensiones: física, funcional, temporal y relacional, las cuales están interrelacionadas entre sí; de manera tal que deben ser analizadas en interacción con las otras. La dimensión física está vinculada al tamaño y condiciones estructurales del espacio y a los materiales, mobiliario y equipos dispuestos en él; al mismo tiempo que, contempla los aspectos estéticos y ambientales. Al respecto, es importante señalar que el espacio físico debe ser mayor para los niños y las niñas entre los cero (0) y tres (3) años de edad; en tanto que, a medida que el niño y la niña crece, requiere menor espacio. Los espacios físicos deben ser higiénicos, confortables, amplios, bien diferenciados y de fácil acceso.

      Cada espacio de trabajo debe ser acogedor, agradable, con buena iluminación, ventilado, seguro, estable y ordenado; organizado en correspondencia con las necesidades, potencialidades e intereses de los niños y las niñas, y con las peculiaridades de cada región. Es por ello que, la selección de los muebles para los distintos espacios debe estar ligada a la talla y el peso de los niños y las niñas; así como a las características y momentos de su desarrollo. Éstos deben ser cómodos, de buena calidad, resistentes, fáciles de limpiar y de desplazar. La dimensional funcional es la referida al modo de utilización de los espacios, su polivalencia; entendida como las distintas funciones que puede asumir un mismo espacio físico para el desarrollo de diversas actividades. El espacio debe planificarse sobre la base de las oportunidades a ofrecer para que los niños y las niñas puedan representar, imitar, observar, sentir, tocar, oler, explorar, descubrir, manipular, construir, armar, separar, comparar, clasificar, crear y cambiar la forma de los objetos. El espacio debe permitir lecturas de cuentos, poesías y rimas; así como oír canciones, iniciarse en la escritura, propiciar la realización de actividades de dibujo, pintura y modelado.

       En fin, debe permitir que los niños y las niñas puedan apreciar experiencias sensoriales gratas; incluso, que puedan realizar pequeñas recetas de cocina. La dimensión temporal se refiere a la planificación del tiempo en una jornada o rutina diaria de atención, debiendo incluir y asegurar las actividades pedagógicas dirigidas, de recreación, colectivas, de pequeño grupo e individuales, estructuradas y no estructuradas; además de los momentos para la alimentación, la higiene, el sueño y el descanso de los niños y las niñas. La dimensión relacional se refiere tanto a las distintas agrupaciones que se establecen en los espacios, como a las diversas relaciones e interacciones que se dan dentro del espacio interno, externo y las normas de funcionamiento. Las agrupaciones deben responder al número de niños y niñas, características, necesidades, potencialidades y niveles de desarrollo; así como al espacio de que se dispone, el tipo de actividades y el número de adultos y adultas. Por ende, el ambiente de aprendizaje es uno de los elementos importantes de la acción pedagógica en la Educación Inicial, ya que las personas viven y se desarrollan en espacios en los cuales se producen un conjunto de relaciones que se estructuran con gran complejidad. El percibir dichas relaciones, reconocerlas y llegar a representarlas mentalmente forma parte de la educación del niño y la niña desde su nacimiento.

       En la medida que éstos y éstas vayan tomando conciencia de sí mismos y sí mismas, y de donde empieza el mundo exterior, podrán tomarse como referencia en esta percepción del ambiente. En este sentido, la Educación Inicial considera la realidad del niño, niña, familia, comunidad y escuela desde una perspectiva amplia, que incluye todos los contextos donde niños y niñas crecen y se desarrollan; contextos que forman parte de su cotidianidad y su aprendizaje natural. El ambiente de aprendizaje se define, entonces, como una comunidad de aprendizaje cuidadosamente planificada, donde el papel del adulto y la adulta es decisivo para que ocurran las interacciones de los niños y las niñas con sus pares, con los materiales y con las personas de su entorno, dentro de un sistema dinámico, democrático y humano, a través del cual cada elemento constituyente de este sistema es un participante activo que se nutre de esta relación (ME, 1986). Para el niño y la niña el ambiente está ligado a su actividad cotidiana y habitual, la cual toma como punto de referencia para orientarse. Es a partir de esta cotidianidad que aprende normas, valores, costumbres y conocimientos que les hacen sentirse seguros en el entorno en el cual crecen. Por ello, la organización de la rutina diaria en la Educación Inicial se debe llevar a cabo de manera estable, secuencial, predecible y a la vez flexible; respetando el ritmo de los niños y las niñas, el tiempo de juego, de aprendizaje activo y la atención de sus necesidades básicas. La distribución de la rutina diaria va a depender de las edades de los niños y las niñas, de la vía de atención y del horario de permanencia en las instituciones (medio turno o turno completo). De acuerdo con estos criterios, se recomiendan los siguientes momentos:

• Llegada y despedida: se realiza en la institución educativa, ambiente familiar o comunitario cuando llegan y se van los niños y las niñas. La llegada debe ser planificada cuidadosamente con estrategias que promuevan una recepción afectiva, el saludo individual, colectivo e intercambio de información con los adultos y las adultas.

• Alimentación, aseo, descanso y recreación: se planifican en función de las necesidades de los niños y las niñas, y la formación de hábitos en acción directa en el aula e indirecta, a través de orientaciones a las familias.

• Actividades pedagógicas (en pequeños grupos, colectivas, en el espacio exterior e intercambio y recuento): se planifican de acuerdo con el diagnóstico hecho por el maestro y la maestra, los intereses de niños y niñas y su edad; según las características propias de su localidad y respetando la diversidad e interculturalidad.

 

2.1.3- Orientaciones funcionales

2.1.3.1- Áreas de aprendizaje y sus componentes

 

       En el subsistema de Educación Inicial Bolivariana se definen dos áreas de aprendizaje, cada una de las cuales están estructuradas por diferentes componentes; tal y como se refiere a continuación:

 

2.1.3.1.1- Formación personal, social y comunicación

 

       La inclusión de esta área en el currículo está ampliamente justificada, en la medida en que hace referencia al derecho que tiene el niño y la niña de que se le garanticen la seguridad y confianza de sus potencialidades, lo cual implica la aceptación y el aprecio de su persona, el conocimiento de su cuerpo, de su género, la construcción de su identidad como persona e integrante de una familia y una comunidad, a partir de las interacciones con otras personas: grupo familiar, maestros, maestras y otros adultos y adultas. Asimismo, destaca la importancia de que el niño y la niña estén en posibilidad de tomar decisiones y de resolver, de acuerdo con su nivel de desarrollo, las situaciones que lo y la afectan, tanto básicas como de relación con otras personas y su ambiente; que adquieran confianza para utilizar su posibilidades físicas, intelectuales, emocionales y sociales para enfrentar diversos retos. Además, implica un proceso que se produce desde el nacimiento y es un referente para que el niño y la niña se reconozcan como personas; al mismo tiempo que conozcan total y parcialmente su cuerpo, sus posibilidades motoras y puedan experimentar, disfrutar y expresarse a través de este; elementos significativos para el desarrollo del ser social.

        El conocimiento de la historia debe estar enmarcado en el fortalecimiento de la identidad y el sentido de pertenencia del niño y la niña a su grupo social, localidad y país, creando vínculos de afectividad por todo lo que le rodea. También, debe permitirles identificar y comprender lo propio, sentirse ciudadanos y ciudadanas libres, dignos y dignas de representar con orgullo nuestra historia y cultura dentro y fuera de la República Bolivariana de Venezuela. El área de formación personal, social y comunicación se considera mediadora de las demás, en tanto que las distintas formas de comunicación y representación sirven de nexo entre el mundo interior y exterior de los niños y las niñas. En ella, se articulan la comprensión, utilización del lenguaje y las otras formas de representación que permiten expresar los sentimientos y emociones, con el propósito de convertirlos en una fuente de disfrute y placer; al mismo tiempo que propicia el aprender a comunicarse en contextos múltiples y establecer relaciones sociales progresivamente complejas. Los componentes de esta área de aprendizaje son los siguientes:

• Identidad y género, soberanía e interculturalidad: desarrolla la capacidad del niño y la niña de identificarse como personas únicas, valiosas, con características propias y como sujetos de derecho, con un nombre, una familia, una cultura y una nacionalidad; de reconocer el sexo al que pertenecen, precisando los aspectos comunes y diferentes en relación con su anatomía, fisiología y equidad de género. Además, le permite reconocer y valorar su cultura, respetando las otras personas.

 

 

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